Entre el discurso del soporte y
su público existe un nexo, y ese nexo es la lectura. El conjunto de las
estructuras enunciativas que conforman al soporte -relaciones texto/imagen,
formas de diagramación y compaginación, características de las imágenes, la
estrategia de redacción, etc.-, según Verón constituye el “contrato de lectura
que el soporte propone a su lector”[1].
De este modo, el medio no sólo construye noticias sino que también construye
una relación con sus lectores.
Umberto Eco [2]
habla de lector modelo, sostiene que
“un texto, tal como aparece en la superficie o manifestación lingüística,
representa una cadena de artificios expresivos que el destinatario debe
actualizar. En la medida en que debe ser actualizado, un texto está incompleto,
plagado de elementos no dichos, de espacios en blanco, de intersticios que hay
que rellenar y que quien lo emitió preveía que se los rellenaría y que los dejó
en blanco por dos razones: porque un texto es un mecanismo perezoso que vive de
la plusvalía de sentido que el destinatario introduce en él, y porque un texto
quiere dejar al lector la iniciativa interpretativa, aunque normalmente desea
ser interpretado con un margen suficiente de univocidad”.
Generar un texto significa,
según Eco, “aplicar una estrategia que incluye las previsiones de los
movimientos del otro. El autor deberá prever un Lector Modelo capaz de cooperar
en la actualización textual de la manera prevista por él y de moverse interpretativamente
igual que él se ha movido generativamente. Para ello recurre a ciertos medios:
la elección de una lengua, de un tipo de enciclopedia, de determinado
patrimonio léxico y estilístico, de una competencia enciclopédica específica”.
David Morley lo expresa de la
siguiente manera: “Un mensaje no es una simple ventana abierta al mundo, sino
que es una construcción (…) posee en su interior mecanismos significativos que
promueven ciertos sentidos (y hasta un sentido privilegiado) y suprimen otros:
éstos son los cierres directivos codificados en el mensaje”[3].
[1] Verón designa “lectores” a aquellos que llevan a cabo el
reconocimiento o consumo de un determinado soporte. Zecchetto Victorino.
(coordinador), op. cit., p. 262.
[2] Eco, Umberto. Lector in fabula. Lumen,
Barcelona, 1999. p. 80.
[3] Morley, David. Televisión,
audiencias y estudios culturales. Amorrortu editores, Bs. As. 1992. p. 42.