Los criterios de
noticiabilidad, además de utilizarse para seleccionar los acontecimientos que
serán convertidos en noticia, operan también “como líneas para la presentación
del material”[1]. De
manera que la imagen que los periodistas se forman de
su público entra en juego tanto en la etapa de selección de los
acontecimientos, función específica del gatekeeper[2],
como en la construcción de la noticia.
El público es el consumidor, el
eslabón final del proceso productivo noticioso, de ahí que la presentación de
la noticia tienda a adaptarse a la imagen que se tiene del público.